martes, 12 de octubre de 2010

San Lucas, entre el arte y la devoción

Retomamos para nuestro blog la temática con la que acabábamos el curso pasado y hasta finales de mes seguiremos hablando de lo mismo. La historia de las Iglesias importantes de Jerez de la Frontera es un tema que nos gusta tratar porque, a fin de cuentas, todos oímos acerca de ellas, pero no muchos saben dónde se encuentra, qué hay allí o por qué se llaman así. Recuerdo, hace ya algún tiempo, cómo se nos ocurrió a los creadores de la página hablar de ello. Todo ocurrió mientras observábamos desde la puerta principal de la Catedral de Jerez tanta belleza en formas de campanarios y cúpulas: “Allí está San Mateo, esa otra es San lucas, más a la derecha San Juan de los Caballeros, San Marcos también se ve y San Miguel...”. Esa fue la excusa por la que nos pusimos a trabajar para, en la medida en que nos lo permiten nuestros conocimientos, hacer que el pueblo jerezano sepa apreciar el gran patrimonio que tiene en las calles de su casco más histórico.

Así pues en el día de hoy hablaremos de aquella construida en 1248, que experimentó grandes modificaciones durante el barroco, San Lucas. Es una de las Iglesias del repartimiento, tras la Reconquista de la ciudad por parte de Alfonso X El Sabio. Está asentada sobre una de las mezquitas del antiguo Jerez andalusí.

La Iglesia de San Lucas está enclavada en la plaza del mismo nombre. Podemos observar la cubierta a dos aguas y la torre fachada rematada con una espadaña del siglo XVIII. Sólo se puede considerar primitiva la puerta principal, abocinada y moldurada con baquetones. En su origen parece que constituía un cuerpo saliente, rematado con frontón triangular. La portada del Evangelio es abocinada con arco apuntado; el intradós del arco está decorado con arquillos polilobulados en cuyo interior hay hojas de parra.

El interior fue transformado en el siglo XVIII con yeserías que enmascaran la obra primitiva mudéjar, como ocurrió en la iglesia de San Dionisio. Está dividida en tres naves separadas por pilares sobre los que voltean arcos de medio punto, que cubren los arcos apuntados de ladrillo con decoración de arquillos entrelazados; cubierta por falsas bóvedas tardogóticas en la nave central y de arista en las laterales, que cubren la primitiva cubierta de madera.

El ábside es poligonal de raíz mudéjar, teniendo un número par de lado. El presbiterio se cubre con bóveda de nervaduras con espinazo central; las pinturas son del siglo XVIII. El antepresbiterio posee cubierta de crucería simple con decoración de dientes de sierra y claves de madera dorada del siglo XVIII. De este mismo siglo es el retablo mayor.

En la cabecera la nave central se comunica con las naves laterales mediante arcos apuntados con decoración de arquillos entrecruzados y dientes de sierra. La capilla de Santa Ana en la cabecera del evangelio, se cubre con cúpula, añadida en el XVIII, que asienta sobre trompas de semibóvedas de arista y decoración de cabezas de clavo. La cabecera de la epístola se cubre con cúpula sobre pechinas, fruto de la reforma barroca, pero desde un cuarto anejo a la Sacristía se puede observar la cubierta primitiva de bóvedas de crucería con dientes de sierra. Ambas capillas poseen un retablo del S.XVIII.

De tipo mudéjar es de resaltar la capilla de Ánimas, cuyo ingreso se realiza a través de un arco apuntado enmarcado en un alfiz y escudo nobiliario en la clave. Se cubre con bóveda esquifada de cuatro paños, que parece de una reforma posterior. Posee un retablo de ánimas atribuido al taller de Pedro Roldán.

Por último me gustaría acabar con una anécdota encontrada “dando vueltas” por internet, y es que San Lucas es patrón de pintores, doctores, cirujanos, solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros y notarios. Todo bastante lógico cuando tu signo es un ternero o buey.

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